La Iglesia Católica debe corregirseLuís Céspedes Peña 

Hay versiones que señalan que el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, un gran líder religioso con características internacionales, será sustituido de esa posición, pero básicamente del Arzobispado Metropolitano de Santo Domingo, en cumplimiento a una disposición de la Iglesia Católica, la cual obliga a esos jerarcas a renunciar a partir del cumplimiento de los 75 años de edad. 

Una disposición errada, en virtud de que al Papa se le permite ocupar la posición hasta que tenga vida o renuncie, como lo hizo Benedicto 16. El cardenal López Rodríguez es uno de los líderes religiosos que muchos sectores poderosos aplaudirán su salida, especialmente aquellos que ganan muchos millones de dólares promoviendo el aborto y la intervención extranjera en los asuntos internos de nuestro país. 

Probablemente, esos sectores ya están organizando fiestas de victorias. El cambio es importante, cuando éste es para aportar nuevas ideas a favor del desarrollo. Pero la sustitución de líderes es grave hasta en los partidos políticos. ¡Será uno de los golpes más duros para los católicos! 

En la Iglesia Católica no se debe decir que hay muchos pecadores, sino que son todos, porque su fundador, Jesús (El Nazareno), la constituyó con ese criterio a través de la elección de Pedro, el primer Papa.  La Iglesia se despojó del obispo de Santiago, Juan Antonio Flores Santana, aún con gran parte de su fuerza para seguir conduciendo la Iglesia y de muchos otros que deberían estar al servicio de la institución, pero fueron sacados en cumplimiento a la misma antigua disposición. 

Ser líder de una Iglesia, como la Católica, donde se exige una conducta clara, básicamente en lo moral, porque ya no importa que sea nuncio para destituírsele, si falla, hay que hacer lo posible para mantener en servicio a los grandes batalladores. 

Santiago tiene el orgullo de haber tenido figuras, como obispos, de la categoría de Hugo Eduardo Polanco Brito, Roque Adames Rodríguez, éste último considerado como uno de los mejores intelectuales de la Iglesia Católica en el mundo, y a Juan Antonio Flores Santana, otro de los baluartes del catolicismo, conocidos como grandes “sembradores” de  ideas progresistas. 

Roque Adames fue un reformador religioso y defensor de los sagrados intereses de la patria. Creó a los presidentes de Asamblea y el Diaconado, bases en las cuales también descansa el peso del trabajo apostólico de la Iglesia. 

Pero hay que admitir que el actual arzobispo, Ramón Benito De la Rosa y Carpio, vino a llenar el vacío dejado por los anteriores, por su carisma. Las “semillas” sembradas por esos jerarcas católicos en Santiago, ya están dando buenos frutos para futuros obispos. Santiago  tiene el honor, en la religión, la política, el empresariado, la educación, la literatura y otros sectores, de crear o recibir a figuras comprometidas con los mejores intereses.   

 En síntesis y con respecto al caso de los obispos que deben salir al cumplir sus 75 años de edad, pensamos que la Iglesia Católica debe abocarse a estudiar su Código, para ajustarlo a los tiempos actuales. Si nuestro Papa, que ya pasa de los 82 años, puede dirigir a cerca de mil 500 millones de católicos, ¿por qué un obispo, todavía con salud para entregarle a la feligresía otra parte de su vida, debe salir del escenario religioso? 

La institución religiosa no debe dejarse arrastrar por los “vientos” destructores del momento, aunque la regla está escrita. ¡Todo lo que hay que hacer es corregirla! 

Es verdad que hay muchos sacerdotes que esperan sus turnos para llegar a ser obispos, pero en este tiempo, con tantas instituciones que crecen y con tantos intereses enfocados en la búsqueda de su destrucción o  debilitamiento de esa religión, sus líderes deben ser preservados hasta el final, los que están o los que surjan. 

Ya no sólo se debe ser obispo o presbítero para decir misas, sino para defender los intereses de la patria y los asuntos morales, como lo hace el cardenal López Rodríguez. ¡Ese tipo de sacerdote no nace todos los días! 

Como el cardenal López Rodríguez fue quien dispuso la investigación que concluyó con la expulsión del nuncio apostólico de Su Santidad en la República Dominicana, Jósef Wesolowski, acusado de graves delitos morales, la salida del arzobispo de Santo Domingo, en los actuales momentos, no es conveniente.  El Papa Francisco, un hombre que pesar de que él mismo se lama anciano, pero que luce bastante robusto, debe analizar el caso del cardenal López Rodríguez, porque la medida, de ser aplicada, no va a dejar satisfecha a una Iglesia tan comprometida con los intereses colectivos, como es la dominicana. 

-Gracias por leernos.